miércoles, 7 de julio de 2010

Patriotismo humanista

Mi patriotismo es mi forma de ser un humanista desde mi circunstancia histórica concreta. Unamuno decia que ser vasco era su manera de ser español. Ser español es mi manera de ser un ciudadano del mundo. Preferiría ser ONUeño, pero me temo que la cosa está aún verde. Y además, estoy convencido de que por razones histórico-políticas, perfectamente claras, la aportación hispana no está juzgada apropiadamente.

Y de ese mal diagnostico, vienen muchos males contemporáneos. Creo que he escrito varias veces sobre ello, la última el mes pasado. Otro dato que he explicado de palabra varias veces. Newton no menciona a ningún matemático español en sus Principia. Hay quien cree que eso se debe a que había pocos y malos matemáticos en España. Yo creo que se trataba de que estaban en guerra, tanto militar como religiosa. Don Marcelino, que no dominaba el tema, se agarra como loco a una mención (que creo que toma de Colmeiro, pero no estoy seguro; a lo mejor para eso valdría LOD en la Larramendi) que hace Newton a Homerique -nombre castizo dónde los haya- en una carta. Sin embargo, en El Templo de Salomón -libro en el que Newton que, al parece era idiota, trabajó 30 años, pero que ni publicó ni pensaba publicar-, el bueno, no, el malo de Newton cita 30 veces a Herrera, 20 a Villanueva, y así sucesivamente. [Qué virguerías hace Sánchez Ron en su introducción para que no se note; y cómo, limitándose a mencionarlos, hace la traductora Ciriaca Morano Rodríguez  todo lo contario.]

Es decir no fue la malvada Inquisición española (muchísimo más suave que la derecha católica o la izquierda puritana) la que hizo barbaridades, sino los calvinistas, los protestantes alemanes que mataron a miles de acusadas de brujería. En España no llegan a cien en tres siglos, por no hablar de la muy dulce y muy francesa Noche de San Bartolomé (100.000 hugonotes, por lo bajo). ¿La Inquisición Española? Pues no; es lo que se decía en occidente del KGB o en oriente de la CIA.

Pero la vaca no habla. La vaca lo que debería hacer es contar y luego contar (si se me permiten tres chistes a la vez) como por otro lado ya pidió en el XVII o principios de XVIII el propio Leibniz.

Quizá yo no sea un escritor frustrado, como a veces pienso, sino un escritor del futuro que en lugar de escribir una Historia del pensamiento español como Abellán, sabe o intuye que para el siglo XXI en adelante lo que hay que hacer es poner esos conocimientos en un dispositivo digital, para decirlo con un término clásico, en un cerebro electrónico.

Me da mucha rabia que estas reflexiones no las pueda trasladar -esto y veinte cosas más que se me ocurren  TODOS los días- con la facilidad que yo quisiera a mi blog, que no es mucho más (o quizá sí) que publicarlo en La voz de Ortigueira, que yo leía con Bernabé todas las semanas, porque su padre había sido notario allí y se lo seguían enviando.

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