domingo, 22 de agosto de 2010

Biografía de un científico español y una maestra nacional (frustrada) en el franquismo

Hoy es un dia apropiado para rememorar algunos hechos que me han conducido hasta aquí y que me hacen preguntarme cómo es posible. Tengo, literalmente, miles de libros. Y un jardín. Y una piscina. Y un campo de tenis. Y una participación en un campo de Golf. ¿Cómo habré conseguido todas estas cosas?

Mi padre era lepidopterólogo. Yo soy bibliotecario. Es inexplicable.

Mi piso de Madrid lo pagué, en 1984, con la herencia de mi padre (junto con la primera depresión, la tesina, los cursos de doctorado, los cursos de alemán y de italiano, los de López Yépez y los de doctorado y los temas de la oposición, claro, todo el 84-85), unas matildes, algunas Damm, y nada más. Pagaba el 17 % de intereses y un año concreto el 21 %. La hipoteca se llevaba mi sueldo de nivel 26 y luego de nivel 28. Durante año y medio fui autónomo con compatibilidad autorizada, aunque ahora no haya manera de reconstruir mi vida laboral. 300.000 al trimestre, seis trimestres; luego se pagaba el IVA y el IRPF se disparaba.

La pensión de viudedad de mi madre era inenarrable; la de mi tía Cari, increíble; mi tía Anita cobró una de orfandad (puesto que era soltera y ama de casa; y luego se dice que no conocemos algunos determinadas situaciones) hasta los noventa y muchos. Yo ayudaba a las tres además a pagar las casas, los impuestos, la comunidad, la luz, el gas y el agua.

Mi madre debió de ser la única republicana que no consiguió pensión (aunque figuraba en los listados que hizo Valle Inclán en la Sección de Publicaciones Oficiales y que grabó Antonio Pérez) como opositora al cuerpo de maestras nacionales en Ávila en julio de 1936, porque perdía la de viudedad. Mi tía Cari, las había sacado el año anterior y luego sacó la de ayudante de bibliotecas. Iba contra la propia ley, pero mi padre siempre tuvo en el Consejo una situación muy rara, un pecado original, ya que venía de la Junta de Ampliación de Estudios; eso se pagaba todavía –aunque se fuera de derechas, no franquista, pero muy monárquico y desde luego liberal, clavadito a mí, vamos- en alguien jubilado en 1978 y muerto en 1984: la pensión de mi madre no era la del Consejo, si no que era de la mutualidad de Químicas o algo así, donde debían de estar los "a extinguir". Por cierto, que mi padre, que era abogado, también había hecho unas oposiciones a un cuerpo de segunda categoría –porque como entomólogo no tenían para comer–, era un TAC (Técnico de la Administración Central del Estado) en excedencia, que luego, gracias a Colodrón, subieron mucho.

Pero mi padre seguía muerto cuando el PSOE arremetió contra los grandes Cuerpos (poco adictos presuntamente, gran error, porque esa gente siempre obedece al poder establecido como la Guardia Civil) y encumbró a los TAC y a los Técnicos Comerciales del Estado.

Mi padre [Eos, t. LX, págs. 7-21 (1984)] llevó un diario entre personal y científico toda su vida, que está en casa, con sus sueldos, sus publicaciones, sus viajes, lo que tenía que hacer, referencias bibliográficas y una noticia sensacional: el 23 de agosto de 1955 nace Joserra. El sueldo de un entomólogo era increíble en los años 40, el de un profesor de investigación a mediados de los sesenta ya no, y el de director del Instituto Español de Entomología eran 1,500 pesetas más sobre el sueldo base. El mayor error que he cometido en mi vida decía, mi padre, que aguantó en él unos nueve años, discutiendo con el de la calefacción, tremendo problema de un edificio con colecciones de animales disecados, problemas de personal, la dirección de dos Revistas (con mi ayuda no acreditada, coño, papá). Al morir, cerraron EOS y siguió Graellsia porque dos revistas eran mucho trabajo (¿y antes no?); publicó muchísimos trabajos, según él lo mejor de todo lo que había hecho. Cuando se jubiló, le hicieron director honorario, y le dejaron volver a su antiguo laboratorio, con un despacho un poco más grande que el mío, dónde había sido destinado en el 30 o el 31.

Y volvió a ser feliz. Seis años.

A mi no me salen las cuentas...

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